Nosotros, los seres humanos, disponemos de Chakras o Centros Energéticos, por los cuales penetran las hermosas energías que nos llegan del Universo, esa energía la cual es absorbida por los Chakras o Centros Energéticos, redundará en forma beneficiosa en todo nuestro cuerpo humano, mejorando sustancialmente todos nuestros órganos vitales, proyectando con fluidez el torrente sanguíneo, como así también, energizara nuestro cerebro.
Cada Chakra o Centro Energético, irradia y estimula una zona determinada del cuerpo humano, los cuales podrás reactivarlo mediante técnicas apropiada para ese evento, la meditación es muy buena, como así también, las oraciones y afirmaciones, también la exposición solar en horarios adecuados. Nos abocaremos a desarrollar las virtudes de los Siete Chakras o Centros Energéticos, hay más Chakras o Centros Energéticos, pero a nuestra Conciencia no es permitido ese Conocimiento.
Los Chakras o Centros Energéticos que reciben, asimilan y transmiten fuerzas vitales. Su nombre viene de la palabra en sánscrito cakra (pronunciado chakra, o chacra), que quiere decir «rueda». Cada uno de ellos regula elementos específicos de nuestra salud física y de nuestro bienestar mental y espiritual. Además, se puede decir que son unos puntos de energía desde donde se manifiesta la conciencia en diferentes niveles. Todos los chakras son importantes para nuestro bienestar, para el desarrollo de nuestro potencial humano, y para nuestra evolución espiritual.
Las fuerzas que regulan los chakras van desde la más densa (la tierra), hasta la más sutil (la conciencia pura). Estas ruedas energéticas están dispuestas de abajo hacia arriba, comenzando por la base de la columna vertebral y hasta la corona de la cabeza. Los primeros chakras, de abajo hacia arriba, están asociados con nuestro ser físico e individual. El cuarto chakra funciona como un puente que conecta las dos dimensiones y los tres superiores se asocian a nuestro ser metafísico y universal, donde nos trascendemos.
Dicho esto les desarrollo lo siguiente:
Primer CHAKRA (Muladhara) = LLAMADO RAIZ, EN LA BASE DE LA COLUMNA VERTEBRAL:
Asociado con el color rojo y con el elemento tierra, el primero de los centros energéticos que identifica la anatomía del yoga se relaciona con nuestra seguridad y supervivencia. Está ubicado en la base de la columna vertebral y se puede decir que es nuestra raíz, aquello que nos da arraigo física y emocionalmente. Es la energía que nos da la capacidad de satisfacer nuestras básicas necesidades, nos provee de una estabilidad en la vida, además de una seguridad emocional primordiales. La estabilidad material y mental nos da fuerza y sosiego. Es el chakra que se relaciona con la salud en general, el intestino, las piernas, los pies y la base de la columna. El primer chakra nos conecta con nuestro cuerpo físico y con todas las formas materiales de la existencia.
El primer chakra (Muladhara) es nuestra raíz física, ancestral y vital. Está ubicado en la base del coxis, entre el ano y los genitales, y su función en el cuerpo se relaciona con la fortaleza de los huesos, los dientes, las uñas, el intestino, las piernas y los pies. Constituye la energía primordial sobre la que desarrollan los otros chakras, por lo cual su buen funcionamiento es determinante para nuestro desarrollo espiritual y el adecuado funcionamiento de todas las dimensiones que nos conforman. Es el primero de nuestros chakras inferiores, que son aquellos que consolidan la manifestación más individual y más gruesa de nuestro ser (la material).
Muladhara chakra es el centro energético que nos provee la energía vital. Es, además, la raíz de nuestro sistema energético, por ser el primero de nuestros siete chakras principales. Aquí reposa el kundalini, la energía cósmica de la que habla la tradición tántrica; y Sushumna, Ida y Pingala, los principales canales energéticos (nadis) comienzan también en este punto, por lo que este primer chakra es el centro de los ciclos de energía sutil que la medicina yóguica identifica.
Este chakra regula las fuerzas que se relacionan con nuestro ser físico y nuestra relación con el mundo material, además de la conexión con la tierra. Es el más cercano a nuestra naturaleza más básica y tribal y el más alejado de nuestro ser trascendente, pero es tan necesario como los más espirituales porque procura nuestra supervivencia y nuestro bienestar físico, así como nuestra seguridad personal. Es nuestro ser más elemental que requiere solidez y conexión con la tierra como proveedora de vida, fuerza y protección. Es además la pulsión que procura nuestra supervivencia, por lo que nos motiva a actuar. Pero además nos da el impulso básico para funcionar día tras día, no solo como un latido primitivo, sino como la confianza y el calor cuerpo-mente de donde sale la capacidad de acción, la identidad grupal, la autoestima y motivación básicas. Es el aspecto que nos conduce a construir y a buscar la estabilidad.
Por ser el impulso que nos da vida, seguridad ontológica y física, confianza y poder, es una parte fundamental de nuestro ser y tenerlo en cuenta es esencial para nuestro bienestar. Corresponde a esta energía nuestro bienestar físico, el estar conectados con la tierra y el entorno natural, así como con nuestro cuerpo como una manifestación de la tierra y escuchar sus necesidades. Su pulsión se conecta con nuestro ser corpóreo, primitivo y terrenal.
El rojo que lo identifica corresponde al color de la energía más primitiva de la tierra y por tanto también de la vida que emana de ella. También es el color de la sangre. Nuestro plano más instintivo necesita del primer chakra para sentir que tiene techo, comida y vestido, pero además que su bienestar está asegurado. Esto tiene varias dimensiones además del bienestar físico, pues constituye el arraigo grupal que nos da un sentido de pertenencia, un lugar espacial y psicológico, y abarca además un plano de protección mental y emocional. Pero si nos adentramos en el aspecto físico, nos damos cuenta además que este bienestar se relaciona también con los ciclos y necesidades naturales del cuerpo para desarrollar su potencial y su vitalidad.
Un primer chakra débil se puede manifestar en inseguridad, depresión, problemas de salud, falta de estabilidad y problemas económicos. Es común que se debilite ante grandes cambios o al cambiar de lugar. Su función desequilibrada puede generar agresividad, posesividad o codicia. Para abrirlo y estimularlo, es recomendable estar en contacto con la naturaleza, hacer ejercicio físico, además de una serie de posturas de yoga como las de pie, que nos dan fuerza y estabilidad, o aquellas sentadas que estimulan la base de la columna vertebral. Las terapias con cristales y piedras preciosas, colores, esencias y sonidos también son efectivas.
Segundo CHAKRA (Svadhisthana) = SACRO:
El segundo chakra vibra en color naranja y gobierna la dulzura de la vida. Es la rueda energética que se asocia con cualidades como el placer, la sensibilidad, el movimiento, la sexualidad y procreación. Su elemento es el agua y, por ello, nos permite fluir con las circunstancias y adaptarnos a los cambios. En el cuerpo, está relacionado con las caderas y los genitales, los órganos reproductivos, los riñones y la vejiga. Cuando Svadisthana chakra está abierto y en equilibrio nos aporta expansión, receptividad, conexión con los demás y una manifestación saludable con las emociones. Nos da una apertura hacia las experiencias de la vida, nos abre al asombro y al disfrute de las experiencias sensoriales. El segundo se concibe como el chakra de las polaridades que se complementan.
El segundo chakra tiene las cualidades del agua. De ella brota la vida, la energía creativa, la transformación y la capacidad de revitalizar y sanar. Si el primer chakra es la raíz, representando la seguridad y la estabilidad sobre las que construimos nuestra fuerza fundacional, este chakra complementa la pulsión de vida con la alegría, la pasión y el disfrute por la vida. Contrario al primer chakra que tiene una vibración masculina, este se inclina hacia las facultades femeninas de fecundidad, apertura, percepción, sensualidad y adaptación. No es gratuito que en la tradición hindú, este sea el centro energético de Shakti, que es la forma femenina de Shiva.
La vibración de Svadhisthana chakra está relacionada con la sexualidad como una fuerza creativa, diferente al instinto de supervivencia encaminado a la necesidad de reproducción. También parte de este centro energético es la sensualidad, entendida como el despertar de los sentidos, a través de los cuales honramos nuestro ser físico y percibimos el mundo, la capacidad de goce en el momento presente que nos permite sentirnos conectados con la vida. Si el primer chakra es la fuerza vital, el segundo chakra es esta energía en movimiento y en creación permanente.
La capacidad de asombro y el vivir el momento presente son parte de este chakra. Ver la vida como un juego creativo que está en una construcción permanente, que debe ser reiventada siempre, es estar conectados con esa parte de nosotros que dejamos cuando asumimos un rol adulto en el mundo. Cuando estamos creciendo experimentamos el mundo como algo nuevo a cada segundo y nos maravillamos con cada pequeño descubrimiento que hacemos a través de nuestros sentidos. El placer sensorial es una manera de dejar de lado los prejuicios y preceptos que nos hacen creer que ya todo es conocido.
Precisamente, porque si la existencia tiene una naturaleza que el misticismo del yoga y de otras tradiciones espirituales como el budismoreconocen, es el movimiento constante, como el agua. Nada es permanente, ni nosotros ni el entorno, porque todo lo que existe es energía que está siempre en transformación. Este chakra nos permite fluir con la vida, aceptar los cambios sin apegarnos y aceptar cada instante como un regalo. La fluidez del agua y sus cualidades purificadoras se representan en el cuerpo como algunos de los mecanismos de limpieza, liberación y desintoxicación que tenemos: las lágrimas, el semen, los riñones, la vejiga.
Experimentar la vida como un milagro constante (como el bello poema de William Blake) es estar sintonizado con nuestro segundo chakra. Nos abre la puerta a la belleza, al gusto por la vida y a las nuevas experiencias. No importa el llamado de cada uno o los principios, compromisos y voluntad, siempre se puede ver la vida a través de estar imbuido en el momento, a través del asombro y la apertura permanente.
La sensibilidad emocional es tan importante en este proceso de sintonía con la existencia porque implica una receptividad a las sutilezas del ambiente. Las emociones nos permiten experimentar la vida con plenitud y asimilar sus matices. Cuando somos sensibles estamos abiertos a conmovernos con la belleza, al placer sensorial y estético que forma parte de la pasión por la vida y toda la exuberancia, la belleza y la magia que ofrece. Nos importan los procesos más que los objetivos.
Saborear la vida en cada momento, disfrutar los colores, la música, la belleza en el arte, lo que nace de la tierra, las personas y toda la existencia como una manifestación exuberante y mágica de la divinidad. Es gratitud y compenetración con el momento y lo que ofrece, pues esta vibración no solo nos vuelve más receptivos, sino que representa el magnetismo hacia el mundo que nos permite relacionarnos con las energías de los demás, y atraer lo que nos alegra y satisface. Es dejar que la incertidumbre sea emocionante y que fluya como debe ser porque siempre te traerá nuevas maneras de disfrutarla, nuevos momentos sublimes en los que la belleza de la tierra se conectan con el misticismo y que cada cosa es una manifestación de esta unidad y gozo.
Tercer CHAKRA (Manipura) = PLEXO SOLAR:
Este chakra está asociado con el color amarillo y está ubicado en el plexo solar. Sus funciones se relacionan con el poder, voluntad, y alegría. Su elemento es el fuego. Gobierna el sistema digestivo y simbólicamente, el fuego interior de cada uno, ya sea la claridad en el camino, la ira o capacidad de transformación. El tercer chakra tiene que ver con el poder personal. Se refleja en asumir la propia vida, en la capacidad de acción y autoafirmación ante el mundo. Es el centro energético relacionado con la confianza en uno mismo y la autoestima. Esta pulsión nos ayuda en la toma de decisiones y el enfrentarse a los riesgos, a establecer límites y necesidades ante nosotros mismos y los demás, y nos da voluntad de logro. Tiene que ver con los principios sobre los que decidimos vivir.
Manipura chakra tiene las propiedades del fuego. Es el punto energético donde convergen diversos chakras, lo cual hace más complejas sus funciones, pero todas se relacionan en términos generales con nuestro centro de poder personal. Otra manera de conceptualizar las vibraciones de las que se encarga esta rueda de energía es a través de las propiedades del elemento fuego: calor, poder, fuerza, actividad, luz y purificación.
Color y expresión corporal:
El tercer chakra es de color amarillo o dorado. Está ubicado en el plexo solar y se relaciona eminentemente con nuestro sistema digestivo. También está encargado de regular el funcionamiento del hígado, órgano digestivo encargado de desintoxicar, limpiar la sangre, analizar los nutrientes de los alimentos y descartar lo que no es útil. También se asocia con el páncreas, el cuya función es la producción de enzimas digestivas e insulina, que regula la cantidad de azúcar en la sangre.
Manifestación espiritual y mental:
De la misma manera que en nuestro ser físico, nuestro tercer chakra asimila y purifica nuestras experiencias y nuestras energías. Los diferentes niveles de conciencia, desde aquellos más básicos y materiales hasta los más metafísicos se filtran o concretan en el tercer chakra, desde donde se integran las diferentes energías en un equilibrio. Por tanto, el tercer chakra nos ayuda a darle una estructura a las energías de los chakras inferiores y a utilizar su fuerza y energía creativa; pero de la misma manera, es fundamental en la materialización de nuestras facultades espirituales que se expresan entre el cuarto y el séptimo chakra.
Es el chakra de la actividad, la individualidad y la voluntad, pero también de la plenitud, la generosidad y la sabiduría para soltar, ser espontáneos y flexibles. Este centro energético determina nuestra relación con el mundo material y cómo se manifiestan en éste las vibraciones que operan en nosotros como pulsiones o como facultades que podemos desarrollar y desplegar ampliamente. El tercer chakra nos permite lograr y concretar, tener un sentido de individualidad, alcanzar una abundancia material y espiritual pues nos ayuda a actuar en el mundo.
Características del chakra manipura equilibrado:
Un Manipura chakra abierto y balanceado da una sensación de armonía, donde el individuo tiene fuerza, dirección y compromiso. No intenta imponerse arbitrariamente sobre el entorno pero conserva siempre su poder personal ante éste. Es una relación de equilibrio y respeto energético mutuo: ni yo comprometo mi energía, ni intento robarla del exterior. Nos permite tener una luz interior que nos da claridad, bienestar y vitalidad. Este centro energético nos orienta a través de nuestro camino en la vida y nos indica en qué momentos debemos ser activos y persistentes o podemos aceptar y abrirnos.
Es un chakra de cualidades eminentemente masculinas (actividad, calor, poder) y forma parte de los tres chakras inferiores que son los más básicos e individuales. Por tanto, para que tenga un despliegue balanceado debe también estar conectado con energías de un nivel de conciencia más elevado y con vibraciones más femeninas, como la intuición, el amor y la energía creativa.
Como es el chakra con el que nos relacionamos con el mundo material, desde nuestros diferentes aspectos, es aquí que se asimilan las experiencias y expresiones personales como integrales a un camino único y necesario, una relación con el entorno donde hay un aprendizaje y un movimiento constante. Pero es también en el plexo solar donde sentimos las vibraciones de las otras personas y donde se da más evidentemente un cierre energético cuando hay alguna disonancia.
El tercer chakra tiene un papel adicional desde la anatomía yóguica, pues es el centro energético que recibe la energía del sol y lo transmite al cuerpo etéreo y a nuestro cuerpo físico. También está conectado con nuestro cuerpo astral, aquel donde guardamos nuestros anhelos, aspiraciones y sentimientos que da forma a nuestro ser individual.
Cuarto CHAKRA (Anahata) = DEL CORAZON:
El chakra del corazón, Anahata, es nuestro centro espiritual. Representa el equilibrio, la unión, la sanación y el amor. Actúa como un punto de conexión entre el mundo físico, al cual pertenecen los tres primeros chakras y la dimensión espiritual, al cual están ligados los tres siguientes. Es el primer chakra que trasciende el ego. Su sentido es el tacto, su elemento es el aire y en el cuerpo gobierna la salud de las vías respiratorias. Está localizado en el corazón y abarca la parte superior del pecho. De color verde o rosado, nos empodera y revitaliza con la fuerza del amor: la compasión, la integración con todo lo que se manifiesta en el mundo como energía divina, la armonía, el perdón, el amor de familia, la amistad, el amor hacia nosotros. El aire nos da vida y tiene la cualidad de la expansión y la libertad.
Nuestro cuarto chakra, el chakra del corazón, es el centro de todo el sistema energético y se encarga de una de las energías más poderosas que operan en ser humano: el amor. Es en el cuarto chakra (también conocido como Anahata) donde empieza a haber una experiencia colectiva, en contraposición a los tres chakras inferiores que son por definición los centros energéticos del ego. De los chakras inferiores se origina la sensación de separación del mundo y de individualidad. En este punto convergen y se integran los tres chakras inferiores que representan el ser material, vital e individual, con las energías superiores que dan una dimensión espiritual, mental y metafísica a nuestro ser. Es en esta rueda de energía donde se da una manifestación más sutil de nuestro carácter trascendente.
Anahata chakra, entonces, es un nivel de conciencia significativamente más elevado que sus pares inferiores. En este mismo sentido, para pasar de la percepción del tercer chakra al cuarto chakra se requiere un cambio de cosmovisión muy profundo: el paso del temor a la fe. Anahata, en sánscrito, quiere decir, en términos generales, “imposible de romper” o “el que no ha sido golpeado”. Por tanto, el amor sería una fuerza tan noble y poderosa que estaría presente de manera constante e incondicional a pesar de las heridas que tengamos en nuestras historias personales. Es esa luz sagrada en cada ser, que es nuestra verdadera esencia y que nos permite abrir nuestros corazones en una unión amorosa y compasiva.
Cualidades de chakra anahata:
El cuarto chakra tiene la virtud de traer alegría y sanar. Está ubicado en el centro del pecho, y las posturas de yoga que involucran una apertura de éste tienen los efectos de vigorización, sanación, flexibilidad y trascendencia que trae esta vibración. A su vez, se relaciona con los colores verde o rosa. Los tonos verdes nos reconectan con la naturaleza, nos dan tranquilidad y corresponden a las vibraciones de la sanación y la regeneración. El rosado es un color que despierta compasión, alegría de vivir, ternura y expansión. Está asociado con el sentido del tacto: con la facultad de entrar en contacto con la existencia, de tocar y ser tocado por las personas que forman parte de la propia vida, por todos los seres y las cosas y por el universo como totalidad.
Sus cualidades son aquellas del elemento aire: es liviano, sutil, elevado y llena todos los espacios a donde tiene acceso. De la misma manera, el corazón tiende a irradiar amor y generosidad, tiende a dar luz y felicidad. El aire, la respiración, es para nosotros el vehículo principal por donde obtenemos prana: la energía vital universal. De la misma manera que el prana permea todo, pues somos energía en transformación que se manifiesta en forma densa o sutil, el amor es también una cualidad inherente a todo lo que existe en el mundo. Esta energía es la parte de eterna, infinita y trascendente en cada uno de nosotros. Aunque también por esta cualidad del aire el amor puede desprendernos de nuestro contacto con la tierra, por lo que debe estar en sintonía con nuestros chakras inferiores. De hecho, para que se de en su forma más pura, debe desprenderse de las necesidades de los chakras inferiores.
Naturaleza e importancia:
El cuarto chakra es da escencia femenina: es expansivo, sabio, generoso y universal. Su importancia radica en que nos permite vernos en la existencia, dándonos la posibilidad de abrazar la felicidad y la paz que vienen con la reunificación con el universo, de ser un vehículo del amor universal. Aunque no se diera de una forma tan elevada, las primeras expresiones de este chakra nos dan cualidades como la alegría de vivir, la devoción y confianza en la existencia, la dicha de conectarse con los demás, de sentir compasión por el otro por compartir la experiencia humana común, de sanar y ver la divinidad en la naturaleza y en el universo entero.
Este chakra implica ir un paso más allá de los asuntos del ego para abrirse sin condiciones, entregar, aceptar y dejarse envolver por el carácter sagrado y perfecto de todo lo que existe. Esta experiencia es tan grata y tan sublime que se puede convertir en una forma de vida a la que siempre se quiere regresar.
Quinto CHAKRA (Vishuddha) = DE LA GARGANTA:
El quinto chakra está relacionado con la comunicación, el sonido y la creatividad. Tiene una vibración azul turquesa y su elemento es el éter. Está ubicado en la garganta, y en el cuerpo se relaciona con el cuello, la garganta, la mandíbula y los dientes. Como es el centro energético de la creatividad y la comunicación, su energía se activa con la escritura, el canto, el expresarse con claridad y saber escuchar. También se asocia con el sonido, con el poder de la palabra para activar la conciencia, y con el poder sanador de las vibraciones, de donde se origina la energía de todo lo que se manifiesta. Es el primero de los chakras superiores y su nombre viene de la palabra «purificación» porque nos ayuda a encontrar y a expresar nuestra voz interior. Este centro de energía abre nuestro camino hacia la conciencia universal.
Siendo el primero de nuestros chakras espirituales el quinto chakra, también conocido como chakra de la garganta o Vishuddha, está en sintonía con nuestro ser metafísico y universal. De color azul claro o azul turquesa, y ubicado en la garganta, está relacionado con el elemento éter, que compone los elementos anteriores (tierra, agua, fuego y aire). De acuerdo con la ciencia yóguica, el éter constituye el medio comunicante de los diferentes niveles de la existencia, es decir el sonido, así como la voz del absoluto. Vishuddha quiere decir en sánscrito purificación y hace referencia a una mirada más clara (junto con una limpieza de cuerpo y alma) que nos acerque a la verdad de nuestro ser universal, la dicha y la armonía incondicionales.
El quinto chakra también se asocia con el sentido del oído. Esto explica la importancia de aprender a escuchar esa voz interior que trasciende nuestro sentido de individualidad y que nos muestra nuestro camino en la vida. El quinto chakra es el centro energético de la expresión de nuestro ser puro, de la creatividad y de la comunicación que surgen cuando estamos en contacto con los otros chakras y el universo.
Vishudda chakra y la comunicación:
Es, además de la capacidad de expresión de la palabra hablada y de las otras formas de lenguaje que poseemos (corporal, simbólico, escrito, artístico), la verdad de esa palabra. Este chakra permite, junto con la fluidez y naturalidad de expresión, que encontremos nuestro ser más auténtico: nuestra verdad. Cuando esto sucede, tenemos mayor claridad de cuál es nuestro camino y deber en la vida (dharma) y percibimos con claridad un conocimiento intuitivo que nos guía, nos inspira, nos sosiega y conecta con la totalidad.
En este sentido, y a diferencia del tercer chakra, esta energía activa está más conectada con la trascendencia que con el sentido de individualidad, también necesario para un ego saludable pero que pertenece a un nivel de conciencia inferior. La expresividad se facilita menos como una forma de autoafirmación o influencia en el entorno, que como una manera de soltar el ego y de entrar en conexión con nuestro ser universal. Por esto mismo, la creatividad pertenece al quinto chakra, pues implica una forma de conciencia elevada, donde hay una trascendencia momentánea del ego y donde la existencia actúa a través nuestro. La inspiración que nos conmueve a través de la belleza, nos llena de vida y nos mueve a la creación, las nuevas ideas y empresas, los vislumbres de diferentes posibilidades, la necesidad de expresar nuestro mundo interior, de vivir sólo en el presente, están relacionadas con el despertar de esta energía
El despertar del quinto chakra:
El quinto chakra nos ayuda que tengamos una conexión entre nuestro ser físico y metafísico. Nos ayuda a ser más conscientes de nosotros mismos, de la naturaleza holística de nuestro ser, y observar nuestra mente, emociones, actos, palabras y principios de vida. Este centro energético nos ayuda a conocernos de forma tal que podamos contrarrestar nuestras tendencias, mentales, físicas o emocionales que nos desequilibran, siempre en favor de la conciencia cósmica.
Esta claridad nos permite también estar en contacto con nuestra propia alma (esa parte de nosotros que es sagrada y que posee un conocimiento cósmico) y de esta manera comprendemos mejor qué queremos. Esta facultad de percibir con lucidez y sin los prejuicios, apegos o rechazos del ego (o de nuestra historia personal), nos permite mirarnos a nosotros mismos, cambiar esquemas de pensamiento que nos alejan de nuestro equilibrio y realización espiritual y algunas veces incluso cuestionar completamente las creencias y sistemas de valores que dieron forma a nuestra vida e identidad.
Empezamos así a vivir en un plano más sutil, con mayor honestidad hacia nosotros mismos y lo que mostramos de nosotros, atención permanente que nos ancla al momento presente y nos permite estar arraigados pero abiertos al entorno, la creación, la belleza y la sabiduría. Este nivel de conciencia que el yoga identifica como más elevado, nos lleva a tener una aproximación más filosófica y espiritual de la existencia.
El quinto chakra implica una purificación de nuestra mirada, que muchas veces nos lleva a ser críticos pero sin cerrarnos: la originalidad de nuestra mirada no puede llevar a una rebeldía que se vuelva un dogma. Precisamente, una cualidad de esta energía es la ausencia de prejuicios, por lo cual los dogmas son una forma de estancamiento que impide el desarrollo.
Enseñanza del chakra de la garganta:
Vishuddha chakra es una curiosa mezcla entre un crecimiento permanente y una completa confianza en lo que se es y en la inspiración del momento, a sabiendas de que somos parte de un infinito y que somos aún imperfectos. Nos amamos y aceptamos como somos y donde estamos, porque también desde aquí podemos entrar en contacto y expresar nuestra verdadera esencia. Estamos interesados en escuchar, ver y aprender, porque podemos aprender permanentemente de todas las situaciones, personas, formas de conocimiento, religiones o culturas.
La capacidad de abrirnos a diferentes cosmovisiones, de tener una mirada auténtica y una postura independiente con respecto a las creencias compartidas y convenciones, y la creatividad que implica acción por fuera de los temores, pensamientos o prejuicios del ego son parte de este chakra. También el baile, la música, el canto, la pintura y los ejercicios de escritura para hacer aflorar la creatividad son una hermosa manera de entrar en contacto con lo sagrado.
Sexto CHAKRA (Ajna) = DEL TECER OJO:
El sexto chakra es de color índigo y su elemento es la luz. Este centro energético está localizado en aquel punto que en la tradición india se define como el “tercer ojo”, justo entre los dos ojos. El tercer ojo se concibe como el contacto con otros niveles de conciencia y con la visión que trasciende la materia. Algunas de sus cualidades son la intuición, la visualización, la imaginación y clarividencia. Físicamente su energía se conecta con la vista, la cabeza, y sus cualidades mentales afectan la memoria y la capacidad de concentración. La fuerza del ajna chakra es la intuición, nuestra capacidad de conectarnos con el espíritu y la sabiduría universal. Propios de esta rueda energética son la imaginación, la creación artística, los sueños y el poder de las visualizaciones.
El significado del tercer ojo no se puede transmitir enteramente, porque está en cada uno como nuestra verdad universal y eterna, más grande que los conceptos, la razón o las palabras. Es el centro desde donde percibimos la naturaleza trascendente del mundo, conectándonos con la totalidad de la existencia. Ajna chakra, el sexto de nuestros chakras principales, significa en sánscrito “centro de percepción”. El tercer ojo significa también un despertar a esta realidad mística que nos permite estar en sintonía con una fuerza trascendente y fluir con ella a través del desapego, la confianza, la intuición y el contacto con lo divino. En su forma más elevada esta energía nos lleva a desprendernos de nuestro ego y a ser de nuevo conciencia pura.
Ajna chakra ha sido traducido del sánscrito también como “centro de control”. El sexto chakra representa el poder de la mente. Es la rueda energética relacionada con la razón, con las capacidades mentales y cognitivas, con la concentración, la memoria y el intelecto. Es desde allí, también, donde dirigimos nuestra mente hacia la espiritualidad y universalidad. Necesitamos de un entrenamiento espiritual, que comienza con el control de la mente para aprender a dirigirla adecuadamente hacia la libertad, la intuición y la expansión.
Si el quinto chakra es masculino porque si bien es un nivel de conciencia metafísico que nos conecta con nuestro ser colectivo, también nos conduce a la acción (como expresión, comunicación, creación), el sexto chakra es diferente. Implica la autoobservación, la atención permanente, la despersonalización y la disciplina holística para honrar todos los aspectos de nuestro ser. Sin embargo, implica también y fundamentalmente una conciencia que además de autoconciencia para el desarrollo espiritual también significa abrirse a una realidad trascendente a la cual pertenecemos. Estas cualidades son femeninas: soltar, aceptar, confiar, recibir, fluir y expandirse.
Esta rueda energética aporta la percepción holística del ser y no dual de la realidad. Percibimos planos de la existencia más sutiles, lo cual nos da una visión espiritual de lo que sucede en el mundo físico. El tercer ojo evoca la noción filosófica india según la cual la parte contiene al todo y el todo contiene a la parte: así como una semilla de una planta contiene la información completa para su desarrollo. Es, también, el punto donde converge toda la existencia, el conocimiento universal y las leyes sagradas.
Una vez hemos adquirido cierta conciencia de la responsabilidad que tenemos sobre nuestros pensamientos (que movilizan energía, crean nuestras emociones, y a su vez repercuten en nuestra salud física y en nuestro campo energético), en nuestro nivel de bienestar desde un punto de vista holístico, en nuestro desarrollo integral y libertad espiritual, comprendemos cómo la mente es lo más urgente a entrenar, pues nos aleja o nos acerca de nuestra realización humana y espiritual. Por este motivo, también, prácticas como la meditación es tan central para la tradición yóguica.
Con el sexto chakra nos conectamos con la sabiduría de la totalidad y alcanzamos el estado de yoga, de unión con el universo, que es nuestra verdad. Es desde este centro energético donde tenemos acceso al punto de nuestro propio ser que forma parte del infinito y que nos lleva a niveles de conciencia superiores. Este ojo espiritual percibe las cosas como son, sin los filtros, interpretaciones ni divagaciones de la mente y es el punto en nuestro ser que tiene la facultad de “ver” más allá de los sentidos. Se trata, digamos, de tener la capacidad para trascender la visión individual y de alcanzar el punto de vista universal. Para esto debemos aprender a percibir la existencia de una realidad superior de la que formamos parte y vivir de acuerdo con ella a través del trabajo interior, el desapego, la gratitud, la confianza y el amor.
El sexto chakra representa el desarrollo de una conciencia que nos abre a una realidad trascendente, o a una conciencia universal. Esta energía, que pertenece a nuestros chakras superiores, es decir a aquellos de naturaleza espiritual, colectiva y sutil, implica precisamente en el desarrollo de una percepción que deja de estar anclada en la razón individual. Nuestra mente no sólo es limitada, porque es incapaz de ver una realidad superior, que es la verdadera naturaleza del ser. También es la responsable de que vivamos en la ilusión de ser un cuerpo y una mente y en general un individuo separado de todo lo que existe.
Su funcionamiento se relaciona también con la alineación con la sabiduría universal, la facultad de creación artística, el desarrollo de facultades mentales, visión extraordinaria de cuerpos energéticos, las facultades psíquicas, la comunicación a través de sueños, las visualizaciones o la comprensión de señales espirituales. El refinamiento de estas facultades puede llevar además al acceso a una sabiduría que va más allá de la experiencia personal y que se alimenta de una única fuente de conocimiento universal donde está todo el conocimiento humano y trascendente.
Séptimo CHAKRA (Sahasrara) = DE LA CORONA:
El séptimo es el chakra de la conciencia pura. Es en centro de la trascendencia, el pensamiento y el entendimiento. Por lo general se asocia con el color violeta, aunque su energía es también de color blanco: la más alta vibración y aquella que abarca todos los colores existentes. Está ubicado en la corona, y representa la espiritualidad. Su elemento es el pensamiento, por lo que contiene el poder de la mente, el intelecto y gobierna nuestro sistema de creencias. En el cuerpo, su vibración se manifiesta en los huesos y la piel. Sahasrara chakra nos conecta con la inteligencia cósmica y nos da claridad y sentido en la vida. El séptimo chakra nos sintoniza con la gracia de nuestro ser verdadero y nos abre a la devoción. Se representa como una flor de loto de cien pétalos, como un símbolo de la iluminación.
El séptimo chakra es nuestra energía más puramente espiritual. Es la fuerza que nos abre a la iluminación, pues completa el proceso de evolución devolviendo al universo la energía que crea nuestro ser individual. Volvemos a ser uno con el gran todo y estamos alineados con la expresión más sagrada de nosotros mismos.
En todos nuestros chakras superiores hay una conexión con el universo, nos aproximamos a la sabiduría y estamos en contacto con un orden sagrado. Pero el séptimo chakra completa el proceso, pues ya no estamos sólo en sintonía con el infinito: nos lleva nuevamente a ser uno con el. Regresamos a nuestra verdadera esencia. El fin último de la tradición del yoga y de todas las diferentes tradiciones espirituales, es llegar a este nivel de conciencia. Es ahí donde se da el verdadero estado de yoga.
Su nombre en sánscrito es Sahasrara chakra, que quiere decir “miles de facetas”, haciendo referencia a la naturaleza infinita de esta fuerza que nos abre a la divinidad. Su símbolo es un loto de mil pétalos que simboliza la espiritualidad y que viene de la imagen que produce al abrirse.
Elemento y manifestación física:
El elemento de Sahasrara chakra es el pensamiento y está relacionado con las funciones más elevadas de la mente. Nuestra conciencia se disuelve con la conciencia universal. Está ubicado en el centro de la parte superior de la cabeza y se abre hacia arriba. No es casualidad que haya imágenes de Buda, de Critos o de santos con una luz que emana de su cabeza, pues esta luz representa la apertura espiritual.
Cuando el séptimo chakra se abre estamos en un estado de armonía, aún en el mundo pero sin estar a merced del mundo, sin importar lo que pueda suceder alrededor. Ya no percibimos nuestro propósito en esta vida, sino que estamos sintonizados con él de forma permanente. La sabiduría guía cada uno de nuestras acciones, pensamientos y palabras. Nos sentimos plenos, expandidos y protegidos porque somos una parte de algo grande y perfecto. También vivimos con la capacidad de apreciar la belleza de la existencia y con la confianza de que la vida tiene un orden superior. Nos rendimos ante este poder divino y asumimos sus cualidades.
Características y manifestación espiritual:
Este chakra vibra de color violeta, asociado con la espiritualidad y la devoción, pero se describe además con algunos tonos dorados. También se asocia con el color blanco, que es la suma de todos los colores que existen. De la misma manera, el séptimo chakra es una síntesis de todos los demás chakras. Para que el séptimo chakra se abra hacia la trascendencia, necesitamos de cada uno de los chakras comenzando por los inferiores, (que dan forma a nuestro ser individual), el chakra del corazón (que nos abre a la universalidad e integra nuestro ser material con el espiritual), y nuestros chakras superiores (donde empezamos a tener un contacto más directo con el poder superior).
Cuando ha habido un desarrollo armonioso de cada uno de los aspectos de nuestro ser podemos entramos en contacto con nuestro ser trascendente. Sólo así el séptimo chakra puede abrirse y conectarnos con el infinito.
Como cada uno de nuestros nuestros siete chakras principales, este constituye una fuerza universal que nos permea y que actúa a través nuestro. Los chakras anteriores han actuado para darnos una visión que en conjunto, forman un ser humano equilibrado. Algunas de las capacidades que nos dan los chakras anteriores al séptimo, por ejemplo, son la estabilidad, la fuerza creativa, la voluntad, la compasión, la conexión con la voz interior y la intuición.
Si se ha logrado un desarrollo del séptimo chakra de manera integrada y como parte de un trabajo espiritual profundo, este es el impulso que nos lleva a la unión con el infinito. Implica constancia y compromiso porque nuestra tendencia más primaria es a vivir en los chakras inferiores.
La espiritual es una fuerza que está en todo permanentemente y que constituye la esencia de todo lo que existe. Es el regreso a nuestra esencia. Sin embargo, necesitamos trabajar para alcanzar la realización, es decir nuestro máximo potencial en todos los niveles para alcanzar un nivel de conciencia trascendente. Para algunas tradiciones este despertar es espontáneo, porque es tan sencillo como superar la mente.
Es sencillo pero no es fácil. Aunque se trate simplemente de volver a ser lo que ya somos, las disciplinas como el yoga o las tradiciones espirituales como el budismo indican que implica constancia y compromiso. En otras palabras, son filosofías y sistemas científicos, pero al mismo tiempo disciplinas que nos muestra un camino.
Es el chakra de la unión con nuestro ser superior, la espiritualidad y la conciencia superior. YO SOY.
YO SOY LA LLAMA VIOLETA, YO SOY en Acción, transmutando todo mis chakras o centros energéticos, manifestados aquí y ahora.