Brillando en el celestial firmamento está el planeta hermano de la Tierra, Venus ¿Cuán frecuentemente los ojos de los hijos de la Tierra han mirado hacia arriba y disfrutado de la belleza y el brillo de su presencia en la oscuridad de la noche?. ¿Podría ser que Venus y todos los gloriosos planetas de nuestro sistema no tengan vida o evolución, y que el solo propósito de las galaxias del cielo es proveer luz y placer al pequeño orbe de la Tierra?. No, un momento de pensamiento disipará este concepto arrogante e irreflexivo, mientras contemplamos el hecho de que la Tierra es uno de los planetas más pequeños, y seguramente su producto y su resplandor en el presente no es de tal importancia como para balancear los infinitos regalos y la presencia del Sol y las estrellas que oscilan en el esplendor silencioso a través de nuestra noche.
Ah sí, en Venus hay vida, amor y evolución de un propósito cósmico más allá de lo que nosotros en la Tierra hayamos logrado todavía, pero sobre el cual nos han señalado los pensadores de la raza desde que el tiempo comenzó. Por lo que es, aun en su posición física en relación al Sol, un planeta más avanzado. Su mismo nombre en la Tierra ha significado siempre la plenitud del amor.
El viaje del hombre a través de la vida es el avance del alma, aprendiendo a través de la experiencia, las leyes de la vida y el amor, la inexorable ley de causa y su efecto final. En este largo y autoescogido peregrinaje, él debe utilizar muchas vestiduras (cuerpos) y vivir en diversos climas variados. Así, él recoge dentro de su conciencia la riqueza del conocimiento por experiencia, lo cual es el germen de la Maestría sobre sí mismo y su mundo. Cuando las lecciones de la Tierra son aprendidas, el alma a veces migra a otro planeta para perfeccionar completamente su naturaleza, así como un estudiante entra a una escuela de mayor aprendizaje con el objetivo de preparase más completamente para una vocación. De esta manera, muy pocos de los más afortunados entre la humanidad han sido privilegiados para completar el desenvolvimiento de su alma sobre el planeta Venus, y en raras ocasiones, grandes almas de Venus han entrado dentro del mundo de los hombres.
Venus tiene sus propios seres evolucionados, quienes han crecido y madurado con ella como –en su momento– los hijos de la Tierra se desarrollarán con su planeta dentro de la armonía, automaestría y paz. Estos seres en Venus son los hermanos y hermanas mayores de la raza humana.
La vida en Venus está bajo la dirección de una gran Jerarquía de hombres y mujeres perfeccionados, llamados Los Señores de la Llama. Ellos son las encarnaciones de la sabiduría y el amor. Hay sólo una lengua, un estado, una raza, un propósito. No hay enfermedad, crimen, ejército, armada o cualquier instrumento de fuerza, para violencia física y los desequilibrios son desconocidos. Cada ciudadano de este estado mundial contribuye con sus talentos libremente para la causa común por quince cortos años, entre los 20 y 35. Antes de este tiempo, todos son educados por el estado de acuerdo a sus talentos particulares y los intereses de los ciudadanos individuales.